viernes, 12 de noviembre de 2010


Especies en peligro de extinción

Gato andino (Oreailurus jacobita). Su estatus nacional es vulnerable. Su presencia en el sur de Mendoza fue recientemente confirmada en las inmediaciones de la Reserva Provincial Caverna de las Brujas, lo que implicó una ampliación de su distribución en la Argentina hacia el sur de su límite conocido, al norte de San Juan. No es una especie endémica (propia de la zona).

Suri cordillerano (Pterocnemia tarapacensis). A nivel nacional su estatus no está evaluado y se la cataloga como vulnerable. Habita en el noroeste de Mendoza (Uspallata y Villavicencio hasta el límite con San Juan). Fuente: Archivo4 de 11 Cardenal amarillo (Gubernatrix cristata). El estatus nacional es vulnerable (en peligro). Algunos ejemplares de la especie existen en Lavalle. Se ha vuelto bastante escasa por la presión comercial que sufre dada su demanda como ave cantora y ornamental. Se lo trampea usando “llamadores”, es decir, otros machos cautivos que lo atraen. No es una especie propia de la provincia.

Lagartos del Cerro Nevado (Phymaturus nevadoi y Phymaturus roigorum). Son dos especies originarias del Nevado, el primero se lo observa solo en el Nevado el otro ingresa hasta la Payunia.

Águila coronada (Harpyhaliaetus coronatus). Rapaz que aparece amenazada a nivel internacional. Es la de más amplia distribución a nivel nacional y es propia de la eco-región del monte y la del Chaco. Aunque no es una especie habitual en Mendoza, algunos ejemplares están en los Bosques Teltecas (Lavalle).

Mara (Dolichotis patagonum). Su estatus nacional es vulnerable. Habita en el este de Mendoza. Roedor de gran tamaño que en los puestos es cazada para alimentar a los perros y cada tanto tienen enfermedades que reducen las poblaciones. Su principal factor de disminución es la cacería a manos de personas de la ciudad. Fuente: Archivohttp://www.diariouno.com.ar/contenidos/2009/02/09/noticia_0019.html


Mendoza está en alerta rojo. El 72 por ciento del territorio provincial está en alto riesgo de desertificación. Además del norte y del este, la zona de mayor riesgo es el Piedemonte, es decir, el área comprendida entre el llano de la ciudad y la alta montaña.
A Lavalle lo llaman el desierto. Pero en realidad se trata de una zona desertificada. La diferencia está en que el desierto es un tipo de ambiente natural, y el otro, en cambio, es generado por el hombre. A la tala de los bosques se le suma la falta de planificación hídrica, que terminó prácticamente secando el brazo del río Mendoza que llegaba hasta la zona. De esa manera se afectaron también todas las especies que viven alrededor del algarrobo.
“Hay lugares donde directamente se ha calcinado la tierra, no ha quedado ni microflora. Los bosques frondosos de algarrobo desaparecieron por completo, salvo en pequeños reductos. El impacto es tan grande que se ha vuelto invivible el lugar”, explica Diego Bourget, de la Fundación Mendocina para la Protección de la Vida y el Entorno (Funprove), una de las OSC que trabaja para frenar el proceso de desertificación que vive Mendoza. Esa organización lleva adelante un programa de reforestación de los bosques de algarrobo y trabaja en un plan piloto para usar de manera sustentable los recursos que el propio bosque puede dar. La intención es sumar a los pobladores de la zona en la protección de los bosques.
http://www.tercersector.org.ar/notas/notaT61.php

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